Cuando compras un cuadro hecho a mano, directamente apoyas al artesano reconociendo su trabajo. La pintura requiere la técnica y creatividad de la persona que idea y crea el cuadro, en este caso el pintor. Los trabajos hand made cada vez se van perdiendo más por la automatización, aún así, el pintado de un cuadro para que tenga verdadero valor, debería mantenerse 100% artesanal.
Siguiendo el hilo del primer apartado, ¿Cuantos cuadros pueden reproducirse pintándose manualmente y cuantos mediante impresión? De los segundos se pueden producir infinidad de copias; De los primeros, menos. Nos explicamos: Un pintor puede volver a pintar un diseño establecido, pero éste no será idéntico al primero. De esta forma ha creado un óleo único. Además, en ocasiones el propio pintor puede añadir matices nuevos que hagan incluso mejorar el diseño original.
Lo bonito y original que sea el motivo de un cuadro no depende de cómo sea el acabado de éste. Aunque si un lienzo incluye técnicas mixtas como por ejemplo la texturización de la superfície, siempre añade un plus como elemento decorativo al aportar algo innovador y poco visto.
No hay duda que la técnica de pintura al óleo ofrece un excelente comportamiento al paso del tiempo. Las obras pintadas con siglos de antigüedad dan fe de lo bien que se mantienen. Sin esperar que nuestros óleos duren tanto, sí que podemos confirmar que su durabilidad supera con creces al de la tinta usada en impresiones.
Una de las características más representativas de los cuadros pintados a mano es el relieve que la pintura crea sobre el lienzo. La cantidad de pintura usada en cada pincelada forma pequeños surcos que hacen las formas representadas más vívidas.
Pero no es sólo eso, al pintar a mano se emplean técnicas mixtas para enfatizar todavía más las formas. Esto se consigue mediante el añadido de texturas que hacen crecer los cuadros en dimensión. El resultado lo apreciamos especialmente si aplicamos una luz cercana, como vemos en la imagen inferior.
Al igual que en el apartado de la originalidad, las dimensiones de los cuadros son independientes al tipo de acabado. Tanto si eliges un óleo pintado o uno impreso, encontrarás una amplia gama de tamaños disponibles para adaptarse a tus necesidades.
Este factor, a menudo decisivo, es favorable a los cuadros hechos mediante impresión. Es sencillo entender que es más fácil y rápido producir un lienzo hecho a máquina y, por tanto, el precio final será menor.
La decisión final de elección de uno u otro dependerá mucho de las circunstancias de cada uno. ¿Quiero un cuadro barato que posiblemente cambie en poco tiempo? Opta por una impresión. ¿Quiero algo más duradero, exclusivo, en definitiva, que aporte más valor? No te equivocarás si te decides por un cuadro pintado a mano.]]>Si necesitas ver ejemplos de cuadros colgados en diferentes ambientes, no dejes de visitar nuestra galería de pinturas modernas al óleo, así como los interesantes cuadros abstractos grandes y de paisajes. ¡Empezamos!
El sistema para colgar cuadros que usamos es sencillo. Consiste en una anilla metálica con punta roscada. En la pared optamos por una alcayata con su correspondiente taco. Una vez fijo en la pared el cuadro difícilmente se desprenderá, pues el único movimiento que permite descolgarlo es moviéndolo hacia arriba.
Una de las dudas más frecuentes es: ¿Con una anilla en el centro es suficiente? Pues dependerá del peso del cuadro. Si en nuestro caso se trata de un cuadro pesado, sería más prudente repartirlo en dos anillas. Otro motivo para optar por dos puntos de apoyo es en aquellos cuadros muy alargados o apaisados: Con una anilla en cada extremo daremos más estabilidad y evitaremos al 100% que se incline sobre la pared.
En la mayoría de los casos un punto de apoyo será suficiente. El error más común está en acertar la posición de dicho punto: Supongamos que nuestro cuadro hace 80 centímetros de largo. Si pensamos en poner la anilla a 40 centímetros de los extremos es muy probable que nos equivoquemos y el cuadro tienda a inclinarse. ¿Por qué? El motivo es que el centro geométrico no siempre coincide con el centro de gravedad.
Encontrar el centro de gravedad (CdG) de un cuadro es igual de sencillo que tratar de sujetar un bolígrafo en horizontal con un dedo. (El dedo está situado en el CdG del bolígrafo). ¿Cómo hacerlo en la escala del cuadro? Para hacerlo nos ayudamos de un punzón o similar. Cualquier objeto con un extremo delgado nos servirá, como por ejemplo, la punta de unas tijeras o de un destornillador.
Teniendo el cuadro en el suelo pasamos el punzón por debajo de la parte superior del bastidor, alzando el cuadro unos pocos centímetros del suelo. La idea es mover el punzón horizontalmente hasta que encontremos el punto en que el cuadro está en equilibrio. Notaremos que está en equilibrio porque al bajarlo al suelo golpeará una sola vez. Si por el contrario está desequilibrado golpeará dos veces, razón de que un punto está más bajo que otro.
Una vez encontrado el Centro de gravedad, tiramos una línea vertical que nos servirá de guía para el punto donde se situará la anilla. A continuación, procedemos a marcar el punto con el mismo punzón: presionamos sobre la madera para facilitar la posterior entrada de la anilla. Procedemos a enroscar la anilla a mano; Una vez fija nos ayudamos introduciendo el punzón por la anilla y girando para darle las últimas vueltas.
Tenemos el cuadro listo para colgar y la pared preparada, nos falta decidir la ubicación exacta. ¿A qué altura ponemos nuestro cuadro? Como norma general, y si no hay muebles que nos obstaculizen, situaremos el cuadro a la altura de la vista. Es decir: el eje horizontal del cuadro tendría que situarse a unos 1,70 metros sobre la cota de suelo.
A la hora de elegir la posición, tanto vertical como horizontal, es recomendable que nos ayude otra persona. Uno puede sujetarlo sobre la pared y otro, con la visión del conjunto, va indicando la posición correcta. Una vez decidida, la persona que sujete el cuadro puede marcar dicha posición presionando ligeramente el cuadro sobre la pared. La anilla metálica dejará una leve marca que nos indicará la posición exacta donde introducir la alcayata en la pared.
Si decides utilizar dos anillas en lugar de una, no te pierdas el post que te guiará paso a paso en el proceso: cómo colgar cuadros pesados o apaisados o si tienes un cuadro de tres piezas y quieres que te quede perfectamente alineado visita el artículo consejos para trípticos. ¿Te ha resultado útil este post? Si ha sido así, no dudes en compartirlo ;)
]]>Antes de nada hemos de fijar dos anillas al bastidor de madera de nuestro cuadro. Nuestra recomendación es la de enroscar una anilla en cada una de las barras laterales. ¿A qué altura deben ir? Utilizando un punzón calculamos la altura y a la vez marcamos el punto de entrada de la anilla (ver imagen). Con este procedimiento la anilla queda a unos 9 centímetros del borde superior.
Listo el cuadro pasamos a la pared. Siempre es útil que otra persona nos ayude en esta parte, sea para sujetar el cuadro como para orientarnos en su posición. Nosotros aconsejamos que, siempre que sea posible, intentemos colgar el cuadro a la altura de nuestra vista. Más que intentar “llenar” las paredes, nos interesa poder ver los cuadros de una manera cómoda.
Una vez elegida la posición definitiva dentro de la pared, procedemos a marcar uno solo de los soportes, puede ser indistintamente el izquierdo o el derecho. Marcado dicho punto podemos utilizar el sistema de colgar que más nos convenga. Un taco y una alcayata cumplirán esta función perfectamente.
¿Por qué hemos marcado un punto en la pared y no directamente los dos que necesitamos? Una vez ubicado el cuadro a la altura y distancia deseada sólo nos falta preocuparnos por dejarlo perfectamente horizontal. Lo hacemos apoyando el cuadro del soporte que acabamos de hacer y “jugando” con la inclinación del mismo hasta encontrar su posición. Cuando la tengamos marcamos el segundo soporte.
Para conseguir que nuestro cuadro quede recto antes de marcar el segundo soporte podemos guiarnos de líneas horizontales tales como la intersección de la pared con el suelo. Hay que comprobar que las horizontales del cuadro y las del espacio sean lo más paralelas posibles. Disponer de una regla de nivel (aquellas con un medidor de burbuja) nos será de gran ayuda para encontrar la horizontalidad con precisión.
Puedes encontrar más información en el primer post, sobre cómo colgar cuadros con una anilla. Si te resulta útil este artículo ¡compártelo!
]]>En anteriores entradas hablábamos si era necesario poner doble anilla o una sola bastaba. En nuestros trípticos es bastante claro: una sola anilla (por pieza obviamente) es más que suficiente. Ni por su longitud, ni por su peso recomendaría poner dos anillas. Eso sí, la anilla deberá coincidir con el eje vertical del centro de gravedad del cuadro. Tienes más información en el post colgar lienzo con bastidor.
Esta parte no es imprescindible, pero sí que resulta útil para identificar la correcta orientación de las piezas. Las pinturas abstractas pueden confundirnos a la hora de encajar las piezas, como si de un puzzle se tratase. Una vez correctamente orientadas las marcamos por la parte de atrás del bastidor, haciendo dos marcas horizontales. Estas marcas indican que esas dos partes mantienen la continuidad. A continuación marcamos la otra pieza lateral con tres líneas horizontales que coincidan con otras tres líneas de la pieza central.
Tenemos por costumbre empezar de izquierda a derecha, así que la lógica nos haría colgar primero la pieza de más a la izquierda. Este procedimiento tiende al error de no calcular bien las distancias y que al final nos quede descentrado de un objeto de referencia como un mueble o un sofá. ¿Solución? Empezar siempre colgando la pieza central. Ya que si ésta queda centrada, todo el conjunto quedará centrado: La simetría de las dos piezas laterales hará el resto del trabajo.
Otra cuestión muy importante es cuánta distancia hay que dejar entre dos piezas de un tríptico. Una respuesta podría ser: Una distancia tal que el dibujo mantenga la continuidad. Es decir, nos interesa que se aprecie el cuadro como una sola imagen, igual que si mirásemos por una ventana: Si esta está formada por diferentes cristales, los marcos serían suficientemente finos para no impedirnos la visión del conjunto.
Por ello, nuestra recomendación es dejar entre 2 y 3 centímetros de separación entre cada pieza. Aunque no deja de ser una cifra orientativa, nosotros mismos podemos jugar a separarlo más o menos según nuestros gustos.
¡Aún hay más! No te pierdas las ventajas de los trípticos en el nuevo artículo de nuestro blog. Puedes difundir este artículo con los botones de compartir ;)
]]>Es la primera parada esencial que determinará el cuadro que necesitamos. La habitación destinada podrá ser el recibidor, el salón, el comedor, el dormitorio, el baño o incluso las zonas de paso como los pasillos o las escaleras. Únicamente este primer filtro nos hará pensar en qué tipo de cuadro necesitamos.
Un ejemplo: para un baño o un corredor lo normal será optar por cuadros de formatos pequeños debido a que suelen ser superficies reducidas. En cambio, si tenemos en mente decorar el salón o el recibidor, reservaremos la pieza más espectacular y con un tamaño acorde a la estancia.
Los muebles que habitan tu casa determinarán en gran medida el cuadro que elijas. En primer lugar será decisivo cuando elijas el tamaño del cuadro. En segundo lugar, según el estilo y el color de tu mobiliario, habrá motivos de cuadros que serán más o menos acordes, aunque al final los gustos son personales :)
Es una pregunta muy recurrente, por eso antes hemos mencionado la importancia de los muebles que compartirán la decoración. Es imprescindible que anotemos las medidas de los muebles que compartirán pared con el cuadro: El sofá, un aparador, la cama, una cajonera, etc. En el caso de que no vaya sobre ningún mueble, podemos anotar la anchura de la pared para calcular el espacio vacío que quedaría a ambos lados de cuadro una vez colgado.
Si nuestra idea es que el mueble y el cuadro estén centrados en el mismo eje, entonces la anchura del cuadro no debe sobrepasar la anchura del mueble en cuestión. Un óleo excesivamente largo crearía un efecto visual de un mueble muy reducido cuando en realidad no lo es. Nosotros recomendamos dejar un mínimo de margen de 20-25 centímetros a ambos lados del mueble. Hallarás más información en el post cuadros para salón.
Como ejemplo: buscamos un cuadro para nuestro sofá que hace 2,50 metros de largo. No hay una regla al respecto, pero creemos que estéticamente iría acorde un cuadro con un largo ligeramente menor que el del sofá. Un largo de hasta 2 metros sería una medida válida: dejaría 25 cm de pared a cada lado una vez quedase centrado sobre el sofá.
Una vez determinado el largo del cuadro: ¿Cuál sería la altura adecuada? En este caso no tenemos un elemento que nos delimite (si exceptuamos el propio techo) y elegiremos la altura dependiendo de nuestras preferencias: un formato apaisado (más largo que alto) o un formato cuadrado. Siguiendo el ejemplo que nos ocupa (un sofá de 2,50 de largo x 90 cm de alto), un cuadro con formato apaisado reforzaría la línea horizontal que predomina en el mueble.
A pesar de que nuestra oferta son pinturas de estética moderna, nos gusta disponer tanto de motivos figurativos como abstractos. Aunque un estilo más clásico se atribuye a temas figurativos como paisajes y cuadros marinos, no hay ninguna regla escrita. Quizás nos interesa crear contraste entre ambos mundos, mezclando lo tradicional con lo vanguardista. Depende de cada uno, de sus intenciones y sus gustos.
¿Qué colores predominan en la estancia? Es obvio, pero hay que señalar que los colores de la estancia (muebles, paredes y otros elementos decorativos) influirán en la selección. Es habitual buscar un cuadro que repita el patrón de colores existente en la habitación. Es decir, que sea combinable con la decoración. Para ello te recomendamos utilizar nuestro buscador, en la parte superior derecha de la página y buscar por colores, como por ejemplo “rojo” o “plata”.
También cabe señalar que la tonalidad de la pared hará que un cuadro destaque más o menos. Un ejemplo: Tonos muy claros de pared harán que cuadros con mucho predominio de blanco pasen desapercibidos. Si queremos resaltar una pintura respecto la pared donde va colgada, nuestra recomendación es que busques el contraste: cuadros de colores vivos con tonos suaves de pared. Y en el otro caso igual: paredes de colores vivos con cuadros de color claro.
Hasta aquí esta mini-guía sobre como escoger un óleo según la estancia donde irá destinado. Si te ha resultado útil este artículo no dudes en compartirlo. Comentarios, opiniones y aportaciones son bienvenidos :)
]]>Uno de los aspectos que más condicionan al elegir un cuadro, además del propio mobiliario del salón, es el color de las paredes. Las dividiremos en dos grupos:
-Paredes de colores neutros. Tonalidades como el blanco, gris, beige, arena y blanco roto son colores claros que combinan muy bien con cualquier cuadro que coloquemos, ya que son colores discretos que ceden el protagonismo a otros colores más vistosos.
-Paredes de colores saturados. Aquellos tonos oscuros con una saturación tal que requieren cuadros de tonos claros o, al menos, con un fondo de color claro. De otra manera, el cuadro quedaría camuflado dentro de la pared. En la imagen inferior se aprecia una pared de un color turquesa muy saturado. El óleo, al presentar el borde blanco, crea una transición entre los dos turquesas, haciendo destacar el cuadro sobre la pared.
El sofá es uno de los muebles más importantes del salón, y la pared que ocupa será una de las predilectas para decorar con un cuadro. Hay algunos detalles a tener en cuenta a la hora de elegir un cuadro tanto a nivel de tamaño como de tonalidades.
El cuadro no debe sobrepasar el ancho del sofá, dejando un pequeño margen a cada extremo. Un ejemplo sería un sofá de 2,80 metros: Una medida válida sería un cuadro de 200 cm de largo con un margen aproximado de 40 cm a cada lado del sofá.
Como norma general colocamos los cuadros a la altura de nuestra vista: su función final es poder vislumbrarlos en una posición cómoda. Respecto al sofá suele ser habitual colgar el cuadro separado unos 20 cm de la parte superior del respaldo. Dejando este margen quedará más integrado el conjunto de cuadro y sofá, creando una sensación de uniformidad.
Otro punto a que influirá directamente en la elección del cuadro es la tonalidad de nuestro sofá. De forma parecida a las paredes, podemos dividir los sofás en los siguientes grupos:
Como resumen podemos decir que a la hora de escoger un cuadro, la norma básica es intentar coincidir los colores del cuadro con los colores presentes en nuestro salón. De esta forma creará una sensación de cohesión y armonía. A través de nuestra galería podrás encontrar más ideas de cuadros abstractos para salón expuestos en diferentes ambientes decorativos.
En el caso de que tengamos un salón comedor, es común tener un mueble aparador con una gran pared. Puede que el salón sea grande y optemos por poner dos cuadros: uno sobre el sofá y otro sobre el aparador. En este caso recomendamos que los cuadros sean de distintos formatos. Por ejemplo, si hemos elegido un cuadro tríptico para el sofá, lo mejor será que no repitamos el formato y optemos por un cuadro apaisado o un formato cuadrado para el aparador.
Para elegir el tamaño del cuadro que ira sobre el aparador, nos regiremos por el ancho del propio mueble. Las medidas del cuadro no deben sobrepasar el ancho del aparador, siendo ideal dejar un pequeño margen a ambos lados. La separación en altura es igual que en el sofá: dejaremos unos 20 cm entre el cuadro y la parte superior del mueble.
Por otra parte, no es necesario que el cuadro esté centrado en el mismo eje que el mueble aparador. Podemos darle un toque asimétrico desplazándolo hacia uno de los lados y compensarlo con otro elemento como un jarrón o una lámpara.
Si tenemos una mesa en nuestro salón comedor, las paredes adyacentes son buenos lugares donde colgar cuadros. Si tenemos varias paredes y dudamos en cual colgar nuestro cuadro, hemos de pensar en qué pared lucirá más: normalmente la pared opuesta a la entrada es la más importante y la que más visibilidad tendrá.
A la hora de colgar los cuadros tenemos que tener en cuenta tanto la altura de la mesa, como la altura de los respaldos de la silla. Con ello evitaremos que la mesa y las sillas no creen un obstáculo visual para nuestro cuadro. Si tenemos una mesa de 75 cm de alto y unas sillas de 85 cm de alto, es buena idea colgar nuestro cuadro a partir de 95 cm de altura. Con ello también evitaremos posibles roces entre las sillas y el cuadro.
A través de nuestra web encontrarás cuadros modernos para salón en diferentes decoraciones y acompañados de distintos muebles (sofá, aparador, mesa de comedor) como ejemplos para inspirar tus propias ideas. Si el artículo te ha resultado útil no dudes en compartirlo y dejar tu comentario. ¡Nos vemos en el próximo post!
]]>Antes de abrir JOSE, los fundadores trabajaban en dos pequeños locales ubicados uno enfrente del otro, al principio de la calle Olmos. José provenía de una familia dedicada a la fotografía y continuó la profesión abriendo su propio estudio donde hacía retratos artísticos. Antonia, en el local de enfrente, atendía a los clientes de José que necesitaban enmarcar las fotografías, ofreciendo una cuidada selección de portafotos. El negocio les permitió en 1963, abrir un local más grande que albergara los dos mundos: el retrato fotográfico y la enmarcación.
La imagen de arriba corresponde al día de la inauguración del nuevo local, en el número 47 de Olmos. Era el 20 de septiembre del año 1963 y acudió a tan especial día familia, amigos y vecinos de Palma. Incluso era tradición que un sacerdote bendijera el local a favor de su buena “salud”.
Hay detalles curiosos, como la sencillez de la tipografía del nombre de la tienda. Este minimalismo se pretende recuperar en el logotipo de la tienda online, con una fuente recta y sin ornamentos. No en vano, JOSE siempre ha sido conocida como “la tienda de cuadros de los Olmos” y no tanto por su nombre comercial. Este hecho parece influido por la adopción de otra tipografía más elaborada que, aún dotándole de más personalidad, dificultaba en parte su lectura.
Más arriba podéis observar el escaparate principal y la entrada del comercio en sus primeros días. Tras el cristal, los marcos, portafotos y óleos se colocaban ordenadamente a través de mesas a distintas alturas. La colocación de los cuadros se regía bajo un criterio estético según temática: se procuraba agrupar los paisajes de marinas, oliveras o bodegones juntos, para dotar a la exposición coherencia y uniformidad.
En 2013 se cumplieron 50 años desde aquellos tímidos comienzos: un hito logrado gracias al trabajo y la dedicación de varias generaciones. Para celebrar dicha fecha se decidió poner en marcha un portal online con una selección de óleos a modo de galería y como complemento a la tienda física. Y es que cada vez más, con la tecnología muy presente en todos los ámbitos de la vida, se demandaba la posibilidad de ver y comprar cuadros online.
Nuestra misión es añadir toda la experiencia adquirida en la venta de cuadros al sitio web, ofreciendo cuadros a medida para cada cliente particular. Una de nuestras señas de identidad de nuestra tienda física es que el cliente quede satisfecho: Si una vez expuesto el cuadro no le convence, le permitimos cambiarlo por otro que sea de su agrado.
¿Tienes un salón espectacular pero lo notas vacío? ¿A tu cama de dos plazas le falta algo? En Cuadros José tenemos una exclusiva selección de óleos listos para vestir tus estancias. A continuación te listamos las características más importantes de nuestra galería:
Todos nuestros cuadros están 100% pintados al óleo sobre lienzo, una técnica muy extendida que utiliza un aglutinante que proviene de aceites, favoreciendo la mezcla de colores y que éstos se mantengan frescos durante el proceso de pintado. La calidad de la pintura al óleo es de sobra conocida habiendo cuadros pintados con esta técnica con siglos de antigüedad.
Nuestros cuadros están pintados a mano por artesanos con años de experiencia. Cada pedido de la web se prepara in situ: Se monta el bastidor de madera de las dimensiones necesarias, se fija el lienzo y se prepara la superficie para pintar. El resultado es un cuadro original y único para el cliente, que puede decidir personalizar aspectos como el tamaño, para lograr una perfecta simbiosis entre el cuadro y la decoración presente.
Hacemos cuadros de grandes dimensiones: Nuestra opinión es que si la pared lo permite, un cuadro de gran formato bien elegido transforma la sala y se convierte en el centro de todas las miradas. Para dicho cometido encontrarás formatos de una pieza de hasta 150x100 cm, perfecto para vestir la pared favorita de tu salón. También tenemos formatos de cuadros trípticos de 200x80 cm pensados expresamente para la pared del sofá. Si necesitas una medida personalizada, ¡no dudes en consultarnos!
No cabe duda de que la tendencia en la decoración son líneas simples y minimalistas, y esto se aplica también en los cuadros. Tiempo atrás hace que se prescinde de los marcos. Hoy el marco del cuadro es la pared donde va colgado, haciendo la transición entre los dos elementos más fluida. Nuestros cuadros de temática moderna toman elementos reconocidos para darles la vuelta y presentarlos en colores vistosos y atrevidos como el violeta, el rojo y el plata.
No nos olvidamos de los cuadros al óleo abstractos, que con frecuencia se entienden como un sinónimo de modernidad. Tenemos una gran variedad de diseños muy cuidados: abstractos con degradados, con manchas, creando contrastes, con figuras geométricas… Hay cuadros abstractos para todos los gustos.
Un horizonte con el atardecer bañando las olas del mar con reflejos rosáceos es un buen motivo para decorar una habitación. Nos encantan los motivos figurativos y más si son bellos y bien pintados, como verás en los cuadros de marinas. Tenemos una selección de temas que van desde vistas panorámicas urbanas o naturales hasta motivos más cotidianos, como el rostro humano o un conjunto de flores.
Esperamos que la galería sea de tu agrado y estamos abiertos a cualquier duda o sugerencia por tu parte. Mientras tanto puedes navegar y sentirte en esta web como en casa :)
]]>Los trípticos, también conocidos comúnmente como “cuadros partidos”, se caracterizan por desarrollar el dibujo o motivo a través de varios soportes, que en nuestro caso son lienzos sobre un bastidor de madera. Los dípticos se conforman de dos piezas, los trípticos de tres, y así sucesivamente. La pintura que discurre entre los diferentes paneles hace que el conjunto de piezas adquiera un sentido unitario.
Mirar un tríptico es el equivalente a ver a través de una ventana: vemos el paisaje exterior por el hueco delimitado a través del muro. A su vez, la obertura está dividida en vidrios rectangulares que se modulan gracias a la carpintería. Estas finas líneas no impiden que tengamos una visión clara del conjunto. Esta percepción es, en parte, a que la proporción de zona opaca (los marcos) son despreciables en comparación con la zona transparente (que en el fondo es lo que nos interesa: la vista exterior)
Pues bien, este concepto llevado a los trípticos (u otro formado por dos o más piezas con continuidad) viene a decir que para tener una buena visión del conjunto mantengamos una separación mínima entre piezas. Como dato orientativo: dos o tres centímetros de distancia entre piezas sería una medida válida. Hallarás más ideas sobre cómo colgar un tríptico de forma fácil a través de nuestro blog.
Los óleos de tres piezas son un formato muy ligado al estilo moderno. Para empezar, no precisan enmarcación. De hecho, si se enmarcasen cada pieza individual se “rompería” la continuidad del dibujo al añadir más separación entre piezas, que es precisamente su punto fuerte: El dibujo o motivo se desarrolla a través de varios lienzos, saltando sutilmente de uno a otro y creando una visión global del conjunto.
La imagen superior es un ejemplo de cuadro tríptico moderno, que representa el Árbol de la Vida. Para mantener la coherencia de la pintura las piezas se han separado un mínimo, tal como recomendamos. Destaca el gran relieve de la copa que se asemeja a la textura orgánica del follaje y la utilización de un color rojo intenso.
Dentro de nuestra galería nos gusta destacar los óleos abstractos: Formas, colores y texturas cuya interpretación es muy subjetiva según la persona que los observa. Los motivos abstractos son tendencia y permiten decorar estancias con sutileza y buen gusto: Por ello requerirá una búsqueda de puntos cromáticos en común entre la habitación y el cuadro. En la categoría de trípticos al óleo tienes muchos ejemplos de decoración con distintas combinaciones de muebles.
Una de las señas de identidad de nuestros óleos es la capacidad de dotar de relieve. Esta técnica da como resultado unos trípticos texturizados dónde la superficie del cuadro cobra vida, reforzando el carácter orgánico del cuadro abstracto. En el ejemplo superior se observa un cuadro de tres piezas que comparte los mismos tonos del sofá: celeste y marrón pálido. Pero lo que hace destacar la composición es el tono blanco, que forma una maraña de líneas fruto del trabajo de texturizado previo al pintado.
Este formato está especialmente pensado para sala o salón comedor gracias a la longitud final de sus tres piezas. Una de sus grandes ventajas es que consiguen unas dimensiones muy generosas ocupando menos espacio por pieza. Hasta 200 cm de longitud para óleos trípticos que son ideales para decorar encima de un sofá de tres plazas.
Los diseños que hacemos son especialmente pensados para el formato de tres piezas: La parte central equivale en tamaño a la suma de las dos laterales, obteniendo así un conjunto simétrico. Los motivos pintados a mano son principalmente abstractos, pero también incluyen otros figurativos, como paisajes y flores. Nos gusta poner énfasis no sólo en que nos gusta hacer nuestros propios diseños, sino que el resultado de cada cuadro esúnico: Cada ligera pincelada determina el resultado final del cuadro haciendo de éste una pieza exclusiva.
Nosotros trabajamos con medidas que van desde los 140cm hasta los 200cm de largo. Aún así, ofrecemos la posibilidad de personalizar el tamaño o incluso adaptarlo a un único bastidor. A esto nos referimos al hecho de poder adaptar las medidas de un diseño a las necesidades de cada cliente. En óleos trípticos es igualmente válido, siempre que se respete la proporción del diseño original.
Te invitamos a ver nuestra galería con una amplia variedad de diseños trípticos ¡Nos vemos en el próximo post de Cuadros José!
]]>A continuación os detallamos las características principales que encontrarás en los óleos modernos de esta selección:
La tendencia en las viviendas actuales es la de reducir la cantidad de muros. De esta forma se consiguen estancias mayores, más luminosas y con mayor aprovechamiento del espacio. Como ejemplo tenemos los cada vez más frecuentes salón-comedor y cocina con barra americana hasta los lofts: naves industriales reconvertidas en talleres y viviendas donde la ausencia de tabiques es la norma.
En estos casos los cuadros han de ser proporcionales a los espacios donde son dispuestos. En Cuadros José tenemos formatos de una pieza de hasta 150x100 centímetros y 200x80 cm en formato tríptico. Estos tamaños los hacen muy aptos para estancias grandes tales como salones o comedores. Y, para que engañarnos, un óleo de gran formato tiene mayor presencia y probablemente se convierta en el centro de todas las miradas.
Si hay algo que suele destacar de esta tipología de pintura es el color. Muchas veces se utilizan colores llamativos para compensar una decoración de colores neutros blanco, negro y gris. Para dicho caso, la elección de una paleta de colores viva le dota al espacio de un acento desenfadado que aporta personalidad.
Pero, ¿Y si preferimos optar por una paleta cromática más sobria? En el caso que ya tengas un color dominante en la habitación que no sea los tonos neutros citados, puede interesarte un óleo de tonos más suaves como el ocre o el beige.
Lo que nos lleva a la última característica, pero no menos importante: la textura. Y no sólo nos referimos al relieve que dejan las pinceladas, sino a las técnicas que aportan profundidad al cuadro, como si de una segunda capa del lienzo se tratase.
El relieve que presentan los cuadros al óleo modernos permite elevar nuestra imaginación hacia superficies orgánicas presentes en la propia naturaleza. En esta galería encontrarás formas y texturas que indudablemente te recordarán, por ejemplo, al paso del tiempo en la superficie resquebrajada de un muro.
Lo ubicamos primero porque para nosotros es un recurrente en la decoración moderna. Se trata de un tríptico abstracto de dos metros de largo pensado especialmente para colgar encima del sofá. Su forma apaisada, acompaña la tendencia horizontal del mueble principal.
Se ha elegido este modelo de óleo en particular, con un atractivo tono rojo combinado con zonas de color en negro y blanco, como ejemplo de cuadro que crea el centro de atención de la sala. El color rojo es el protagonista al ser los demás tonos neutros presentes en el sofá, alfombra, mesillas y paredes. Puede acompañarse de otros detalles en rojo, en este caso se ha decidido hacer un pequeño guiño con los cojines, reforzando la coherencia.
Un caso parecido al anterior con una aproximación distinta: Tenemos una decoración muy neutra formada principalmente por blanco y el metalizado. En este ejemplo se ha buscado crear el protagonismo mediante la textura y la forma manteniendo la tonalidad blanca. El cuadro presenta formas orgánicas combinadas con otras más regulares, con un denominador en común: el prominente relieve que refuerza la profundidad del lienzo.
Del abstracto pasamos al motivo figurativo con este cuadro que presenta el árbol de la vida en una interpretación moderna. Se trata de una serie de óleos muy texturizados, con unas copas que imitan la frondosidad de las hojas del árbol. En cuanto a colores, mantiene la coherencia utilizando los mismos tonos presentes en el mueble principal: blanco, gris y negro, dando un como resultado una decoración elegante y minimalista.
Manteniendo la temática figurativa pasamos a un estilo más desenfadado, con líneas más simples y espontáneas. El cuadro pinta un bosque a ojos de un niño y en este afán utiliza vistosos tonos naranjas y verdes. El colorido del óleo destaca sobre los tonos neutros gris y marrón de paredes y sofá, respectivamente. El color y dibujo de los cojines se utiliza para dar coherencia a la composición final.
Un diseño muy atrevido que resaltará allí donde vaya colgado tanto por dibujo como por color. Al tener una personalidad tan marcada hemos decidido acompañarlo de otros elementos muy reconocibles. Estos son: un bonito Chester de piel negra y una pared de ladrillo visto pintado en blanco que recuerda a los espacios industriales. Así creamos un fondo neutro que hace resaltar todavía más los colores del retrato.
Un cuadro de orientación vertical de dimensiones 100x150 cm, lo que es recomendable situarlo en una pared sin muebles por medio. Este es un ejemplo en el que mantenemos una decoración de tonos neutros gris y arena, con el fin de enfatizar el dibujo del cuadro. El protagonista de la sala, además del tamaño del cuadro, son las manchas negras que hacen resurgir la figura del elefante sobre el lienzo.
Por último y como “bonus track,” os presentamos esta interpretación moderna de un clásico en los paisajes: las marinas. Hablamos de un óleo de 150x100 cm que minimiza la línea y se centra en el color. El resultado es la representación del mar con una rica variedad de matices azules, destacando la pincelada rápida y fluida.
Estas han sido nuestras propuestas de pinturas modernas, si quieres ver más no te pierdas el siguiente artículo con 7 ideas de óleos modernos para dormitorio. No te olvides que puedes compartir este artículo a través de redes sociales. ¡Nos vemos en el próximo post!
]]>Antes de meternos en harina, hemos de pensar en qué pared de la habitación irá destinado el óleo. Normalmente la pared que hace de cabecero de cama, y más si es una cama de matrimonio, es la más importante y dónde más lucirá el cuadro que queramos colgar. Una opción secundaria es colgar el lienzo en la pared opuesta, aunque esta opción es menos recomendable, ya que el conjunto de cama y cuadro pierden la sensación de conjunto al estar en distintos planos.
Si hemos decidido que nuestro cuadro actuará como cabecero de cama (la opción más óptima) entonces tendremos que buscar un óleo cuya longitud no supere el ancho de la cama. Si la cama tiene muebles como una mesilla auxiliar a cada lado, no habría problema en que el cuadro sobrepasara el ancho de la cama. La idea básica es que el lienzo no parezca más grande que la cama de matrimonio, pues así daría la sensación de que queda desproporcionado.
Pensamos que el largo ideal para un óleo que actuará de cabecero está entre 120 y 160 centímetros, pues es el equivalente al ancho de una cama doble. En nuestra galería encontrarás óleos con este rango de medidas y un formato horizontal (más largo que alto)
Aunque aquí ya entramos en un terreno subjetivo, nos gusta aconsejar que las tonalidades del cuadro sean similares a los colores de los muebles y la cama. Detalles como el color de la colcha o los cojines, nos darán una sensación de uniformidad y coherencia al conjunto.
Otra idea sería intentar dar protagonismo al óleo en un dormitorio de colores sobrios o neutros. Podemos optar por introducir algún color saturado a través del cuadro y así crear cierto contraste cromático.
Al final la elección de un cuadro es muy personal y más para una estancia como el dormitorio. Nosotros te ofrecemos distintas ideas que te pueden servir de inspiración a la hora de vestir tu hogar. A continuación te presentamos nuestras 7 propuestas:
En el primer ejemplo vemos un dormitorio con un predominio del blanco en combinación con detalles en gris, como la alfombra o la pantalla de las lámparas. Esto es el caso perfecto para que el color sea el imán de las miradas, sobre todo cuando empleamos tonos llamativos como el amarillo o el turquesa.
Para el ambiente se han utilizado tonos, en especial el amarillo, para crear contraste y destacar el color sobre el fondo blanco. Para la elección del óleo se ha buscado uno que especialmente cumpliese el mismo patrón: una base blanca que sirve para acentuar una amalgama ámbar, azul y verde.
Este es un caso distinto al anterior: Se trata de una habitación de colores sobrios: blanco, gris, marrón y arena. Aquí quisimos dotar de color al interior y lo hacemos mediante el lienzo de cabecero. Elegimos este cuadro en particular porque aún teniendo colores potentes como el rojo y el naranja, también se combina de otros como el azul y el negro, manteniendo un buen equilibrio entre unos y otros. Así, el cuadro consigue aportar una nota de color, pero sin caer en el exceso.
Del abstracto pasamos al figurativo con esta bonita marina. No en vano, los cuadros de temas figurativos, en especial los paisajes, no tienen por costumbre utilizarse para dormitorios. Son recomendables para estancias más abiertas a los invitados como el salón o el comedor.
En este caso hacemos una excepción al tratarse de una interpretación moderna con muy pocos elementos distinguibles: únicamente el mar, el sol poniéndose y un fragmento de la costa. El cuadro se ha elegido porque comparte los mismos colores que la cama y refuerza a su vez la tendencia horizontal.
Continuamos con el tema figurativo y pasamos a un clásico: las flores. Obviando la parte del color que ya hemos analizado en los otros ejemplos, aquí le damos más énfasis al motivo del propio cuadro. Por eso decimos que es un tema recurrente, por el simbolismo que tienen las flores y por lo que transmiten: belleza, delicadeza, inocencia… son valores que encajan perfectamente en la decoración de un dormitorio.
Llegamos al último de nuestros óleos modernos con un formato optimizado para cabeceros de cama. Sus dimensiones son 150 x 50 cm en un lienzo muy esbelto que muestra su dibujo en una delgada línea central.
¿Qué te han parecido los siete ejemplos? ¡Deja tu comentario y compártelo en redes sociales! ¡Nos vemos pronto en el próximo post!
]]>A principio del siglo XX, artistas como Wassily Kandisky empezaron a experimentar con la abstracción, fruto del desapego que sentían hacia el materialismo imperante de la sociedad de la época. Sus obras necesitaban trascender a un nivel más alto, hacia lo espiritual, y el pintor ruso encontró el camino mediante el arte abstracto.
"El color es un medio para ejercer influencia directa sobre el alma; el color es la tela, el ojo el macillo, y el alma es el piano con su cuerda."
Esta frase de Kandisky como analogía entre la pintura y la música, resume su visión que tenía de las Artes: Un color, al igual que una nota musical, tiene la capacidad de transmitir emociones; A su vez los tonos pueden modularse al igual que un instrumento musical tiene la capacidad de distorsionar su sonido.
Está claro que cada color nos evoca sentimientos distintos pero, ¿Cómo lo gestionamos cuando vemos varios colores a la vez, como por ejemplo, en un óleo abstracto? Una composición de colores se basa en el principio de armonía cromática dónde cada tono tiene una función. Por ello se dividen en tres grupos diferenciados:
En el ejemplo superior tenemos un óleo tríptico de franjas horizontales, con las siguientes características: Presenta un color dominante (o neutro) mediante el empleo de blanco en los márgenes y tonos ocres en el centro. Estos colores sirven para resaltar los colores tónico y mediador de la composición.
La franja azul que cruza la parte central sería el tónico, destacando sobre todos los colores del óleo. Por otro lado, la zona superior pintada en suave aguamarina, hace de mediador entre el azul y el blanco, determinando que la balanza de temperatura tienda hacia la zona fría del espectro cromático.
Cuando hablamos de la paleta de color que utiliza un óleo, nos referimos a la mayor o menor amplitud del espectro cromático que emplea. Una paleta de color amplia utilizaría indistintamente todos los colores disponibles del espectro. Al contrario, una paleta de color reducida (a menudo llamada monocromática) utiliza un solo tono en diferente saturación. Como ejemplo tienes los cuadros que emplean únicamente blancos, negros y grises.
Arriba tienes el típico círculo cromático con la división de los colores en los más representativos. Una forma de dividir y categorizar los mismos es a través de la temperatura del color: El lado izquierdo corresponde a los tonos fríos, mientras que el derecho contiene los cálidos.
Mediante esta distinción podemos decir que un cuadro abstracto tiene tendencia hacia los colores cálidos si tiene mayor presencia de color hacia ese lado. Pero, en la práctica, los colores fríos y cálidos se mezclan y complementan.
Emplear únicamente colores fríos (o cálidos) en un cuadro da la apariencia de algo plano y falto de tensión. Es por ello que se utilizan en combinación colores de temperaturas opuestas: De esta forma crea una tensión visual atractiva y además el color principal destacará más por tener cerca a su complementario.
Arriba tienes un ejemplo perfecto de como se emplea el color para crear abstractos: Utiliza principalmente azules, violetas y verdes, colores catalogados como fríos. Al incluir el contrario amarillo, crea una contraste de temperatura y visual por la cercanía de dos tonos opuestos del espectro cromático.
El rojo es uno de los colores cálidos por excelencia. Se le atribuyen valores como pasión, vigor, poder, fuerza y dinamismo. Es un color muy utilizado para llamar la atención y es muy útil para dar vivacidad a un determinado espacio.
Aunque no hay que caer en el exceso, ya que al ser un color llamativo puede resultar incómodo. Tampoco es recomendable usarlo en dormitorios, siendo preferible tonos más suaves y conciliadores. Por ello, el rojo es ideal en salones de colores neutrales dominantes al convertirse éste en tónico y protagonista.
A camino entre el amarillo y naranja, el ámbar es uno de nuestros colores preferidos al mantener un buen equilibrio entre ambos. Evoca sobre todo belleza, sensualidad, optimismo y alegría. Se utiliza en pequeñas cantidades ya que al igual que el rojo es un color que en exceso puede llegar a cansar.
En el óleo superior el ámbar se combina con naranja, utilizando el azul como contrapunto cromático y las zonas plateadas como tono neutro.
El plateado es también uno de nuestros colores fetiche, motivo por el que está incluido en la lista. Es un color que transmite modernidad, sofisticación y elegancia. Al ser un color tónico es usado en pequeñas cantidades y sirve para dar énfasis a determinadas formas y texturas.
Arriba se observa un óleo con algunos detalles en plata ayudan a resaltar las formas, como el círculo inferior. Combina muy bien con colores neutros como grises o negros: cuanto más oscuros son, más visibilidad tiene el plateado.
Se dice que entre el azul y el verde está el color turquesa. Últimamente está muy de moda, junto con el tono aguamarina (que posee más verde y menos saturación). Como color frío que recuerda al mar, es envolvente, refrescante y tranquilizante. Recomendable utilizarlo tanto en salón como en dormitorio.
Arriba os presentamos un ejemplo de un bonito óleo abstracto con un color tónico turquesa acompañado por los tonos mediadores verde y gris sobre un fondo neutral blanco.
Por último contamos con el color violeta, también llamado púrpura o morado. Es un color que simboliza, entre otros la extravagancia y la rareza, su simple uso ya denota una personalidad marcada. Nos gusta su uso en cantidades pequeñas, como acostumbramos a hacer con todos nuestros diseños.
En el ejemplo vemos un bonito óleo abstracto que combina a partes iguales amarillo y violeta. Para el óleo se ha decidido poner énfasis en el violeta como color tónico: haciendo de tono mediador encontramos trazos plateados.
Como siempre, esperamos que el artículo te haya resultado útil y entretenido. Podrás encontrar diseños abstractos ordenados por su color principal a través del menú de navegación superior, en la pestaña "colores". ¡Hasta la próxima!
]]>La pintura moderna con su tendencia hacia los motivos abstractos es cada vez más clara: Entre sus ventajas cuentan con una composición de colores que, sin voluntad de representar algo físico, nos seduce por el colorido y su capacidad para combinarlo con otros elementos decorativos. Pero sabemos que los gustos son diferentes y por ello ofrecemos paisajes acompañados por el mar, un motivo que nos encanta. ¡Sobre todo en aquellos que tenemos la suerte de vivir cerca de la costa y podemos disfrutarla en vivo!
Los cuadros marinos al igual que los paisajes, se suelen reservar para las estancias comunes más importantes. Normalmente queremos que luzcan y sean lo más visibles posibles, así que es buena idea reservar una pared importante como la de un recibidor, el comedor o un salón. Incluso dentro de una misma sala se puede combinar con otros cuadros: un paisaje distinto, un abstracto, un retrato o una fotografía. Así conseguiremos dos cosas: La primera es que le daremos más riqueza y variedad al ambiente. La segunda es que dotaremos de más exclusividad a cada cuadro exhibido, ya que no competirá en atención con otro que pueda tener una temática parecida.
La imagen superior sirve para ver cómo queda un cuadro marino presidiendo la pared del sofá. En este caso tenemos un mobiliario muy neutro dominado por el blanco de pared y cojines, el gris del pavimento y el metalizado de la estructura de los muebles. Este “lienzo en blanco” sirve para que el óleo protagonice por completo la escena a través de un paisaje muy minimalista que muestra un horizonte con los últimos rayos de luz. El azul con su variedad de matices y los reflejos dorados sobre las ondulaciones del mar ponen la guinda de color a este sugerente diseño.
Hay escenas que son más o menos recurrentes en las marinas. A continuación ejemplificamos estos elementos a través de una serie de óleos:
La costa del mediterráneo esconde rincones de indudable belleza que merecen ser inmortalizados en lienzo. Aunque muchas veces esa belleza se esconde en las escenas más cotidianas, como la que aparece en la imagen superior. El óleo muestra una playa con varias embarcaciones descansando en la arena, algunas todavía en la orilla como si acabasen de llegar de faenar. Los llauts son clásicas barcas sin cabina que se utilizaban y se siguen utilizando por los pescadores mallorquines. Al fondo observamos una edificación tradicional de color blanco y teja árabe, con arcadas para protegerse del sol.
Los veleros en una marina transmiten dinamismo, como se puede apreciar en la imagen superior. La pincelada rápida y gestual ayuda a reforzar la sensación de movimiento. Para su pintado se ha utilizado una paleta de color fría con azules y violetas. En segundo plano se observa una agrupación de edificaciones que conforman un núcleo urbano, con una iglesia destacando por encima de todas. Para destacar su silueta se han empleado tonos cálidos como el ocre y el amarillo.
La escena superior muestra un óleo con un fragmento de la fachada marítima de Palma. En primer término muestra el puerto deportivo a modo contextual, ya que la Catedral preside el centro de atención. Mostrando su fachada oeste, destaca el intenso color ocre que recuerda la piedra de marés característica de su construcción. Se trata de una marina donde el mar cede el protagonismo al, posiblemente más representativo edificio de la ciudad, manteniendo un fuerte vínculo entre ambos.
Si la representación de la luz es uno de los elementos más característicos de la pintura, el mar con su capacidad para reflejarla se convierte en una fuente de riqueza en matices de color. A esto le añadimos la amplitud de tonos que aparecen durante un atardecer: Una variada paleta que cruza todo el espectro cálido.
Son por ello famosas las puestas de sol vistas desde la costa: nos permiten ver el sol hasta sus últimos instantes, a la vez que la superficie del mar potencia la luz del atardecer. En el ejemplo superior se aprecia cómo el mar cambia su color a medida que más luz incide sobre éste: el azul pasa al grisáceo, que se diluye en un turquesa para finalmente acabar en un intenso amarillo.
Hasta aquí el artículo sobre marinas modernas, si quieres saber ver más modelos visita la galería en nuestra tienda online ¡hasta el próximo post!
]]>En el título del artículo ya hemos dado alguna pista de cómo se inicia la representación de flores en la pintura. Bajo nuestro punto de vista, se empiezan a pintar las flores en detalle en el género pictórico denominado bodegón. Éstos utilizaban composiciones cotidianas, como por ejemplo una mesa de comedor con varias piezas de fruta, utensilios de cocina o cualquier elemento que formase parte del escenario, excluyendo las personas.
Los bodegones son populares en aquellos que se inician en la pintura, pues les permite practicar conceptos básicos de la pintura como el encuadre, la proporción, las luces y las sombras, utilizando elementos geométricamente sencillos. Por ejemplo una manzana puede simplificarse con una esfera; Una botella la podríamos representar en un primer esbozo como un cilindro.
Hoy día parece que la única similitud es el elemento pintado: la flor. Antiguamente las flores se pintaban porque pertenecían a una escena cotidiana, como la de una mesa de centro presidido por un jarrón donde se asomaban una decena de ellas. Hoy se utilizan las flores en pintura decorativa por sus connotaciones: belleza, pureza y/o delicadeza, entre otros.
En principio no hay ninguna restricción a la hora de utilizar cuadros con flores para un determinado espacio. Aún así, distinguiremos varios tipos de cuadros que incluyen flores. Los analizaremos para después justificar el porqué hemos decidido exponerlo en una habitación u otra.
El cuadro muestra una escena con un estanque donde vemos varias plantas y sus reflejos en el agua. Se aprecia dos tipos de nenúfares: unos más alejados de color amarillo, y los más cercanos pintados en un tono granate. Los colores no buscan una interpretación fiel de la realidad, sino que intenta extraer la esencia de la escena utilizando una pincelada rápida.
Este óleo, al incluir más elementos además de las plantas que conforman una escena, lo hemos catalogado como “paisaje”. Por ello recomendaríamos exponerlo en una habitación común importante: en la imagen preside el salón, que combina con los colores característicos del sofá.
Se trata del tipo más común de diseño, que presenta grandes flores con una reproducción detallada de los pétalos y parte del tallo. Se trata de la interpretación moderna de la flor como símbolo, dando rienda suelta a la imaginación: Se pueden utilizar colores intensos como el rojo o el violeta para los pétalos, al igual que blancos y plateados para representar los tallos.
La imagen de arriba pertenece a un cuadro de amapolas. Se ha utilizado un saturado color rojo y naranja para los elementos y un discreto gris-negro con zonas más blanquecinas para el fondo. Estos motivos protagonizados únicamente por flores son muy comunes para vestir el cabecero del dormitorio.
Al más puro estilo bodegón, presentamos estos diseños con flores de corte realista. Se trata de un óleo de formato cuadrado con una composición que recuerda a la de los jarrones decorativos usados como floreros. Este en concreto se centra en la parte de la planta, creando un fondo simplificado mediante mancha de color.
Se busca reflejar la realidad con el mismo color: basta fijarse con el tono verde oliva de las pequeñas hojas que forman las ramas. Para los pétalos se ha buscado un cálido tono rojo que tiende hacia naranja y amarillo según como incide la luz. En un segundo plano se observa una flor más discreta pintada en un violeta pálido.
Este cuadro es ideal para cualquier tipo de habitación, tanto su temática como su colorido neutro lo hacen muy versátil. Hemos escogido acompañarlo de un Chester marrón porque combina bien con los tonos naturales del óleo, como el citado verde de las ramas.
Volvemos a un diseño más desenfadado: Una interpretación libre que busca la armonía cromática con el uso de una paleta de color cálida. Los elementos figurativos que representan las flores se insinúan mediante una sutil textura que perfila los pétalos. El tallo se representa con el clásico minimalismo: Una fina pincelada que crea ondulaciones en su extensión.
Es un óleo que se acerca mucho a la abstracción, con el uso de manchas de color más o menos saturadas y por la variedad de tonos, que al fin y al cabo representa el variado colorido que veríamos en una extensión cubierta por variedades distintas de flores.
Hasta aquí este nuevo post temático de nuestro blog. ¡No te pierdas los próximos!
]]>En Cuadros José tenemos una larga experiencia en enmarcación, utilizando una gran variedad de molduras: de las eclécticas y trabajadas molduras en colores modernos como plateado o negro satinado hasta los minimalistas perfiles metálicos. Normalmente elegimos un tipo de enmarcación en función del objeto, ya sea un grabado, un diploma o una fotografía.
Nuestra obra a enmarcar era una pintura del artista mallorquín Diego Ingold. Dada la naturaleza del dibujo, una pintura sobre cartón ondulado, buscamos un elemento similar para la enmarcación, con la misma idea de dar un nuevo uso a un material existente. Hay que resaltar que teníamos absoluta libertad para proponer cualquier tipo de enmarcación o soporte, de hecho nuestro objetivo era hacer algo que fuese diferente y al mismo tiempo acorde con la pintura de Ingold.
Como base utilizamos listones que provenían de una caja de madera, colocados a diferentes alturas para reforzar el carácter improvisado. No se ha tratado la superficie con ningún material, y tampoco se han ocultado los agujeros que ocupaban los tornillos de la anterior estructura: queríamos conservar la esencia del objeto que era antes. Lo que sí hicimos fue reforzar todo el conjunto mediante tres listones horizontales por la parte trasera, ya que el peso que añadiríamos después nos lo aconsejaba. En el listón superior es donde fijamos dos soportes, que serán los que repartirán el peso del cuadro sobre la pared.
Decidimos añadirle un cristal al cuadro por dos motivos: El primero para dotar de protección a la obra y evitar que quedase expuesta. La segunda era para crear un contraste entre materiales: de la naturalidad de la madera al corte fino y recto del vidrio. El cristal se hizo a medida, con las mismas proporciones que la obra, y con los cantos biselados.
En cuanto a tipos de cristal hay dos principales: Los que tienen acabado brillante, son útiles para mostrar el tono del color vivo, sin modificar la intensidad. Por contra son muy susceptibles a mostrar reflejos, sobre todo en habitaciones con muchas ventanas. Por otra parte, los cristales en acabado mate eliminan los reflejos, pero disminuyen la intensidad de los colores. Para este proyecto optamos por escoger un cristal brillante.
Por último, nos queda fijar la pintura en el soporte de madera. Nosotros utilizamos un elemento intermedio, como un cartón pluma de unos 5 milímetros de grosor para separar el cartón, dando una sensación de levitación. Como elemento de fijación lo recomendable es utilizar un tipo de adhesivo en espray, quedando repartido uniformemente.
Si te interesa la representación humana no te pierdas los retratos modernos en nuestra tienda online. Hasta aquí este artículo “offtopic” con ideas diferentes para crear marcos reutilizando materiales ¡Nos vemos en el próximo post!
]]>La pintura al óleo no solamente otorga la textura propia de la pincelada presente en las obras pintadas a mano, sino que ofrece una gran durabilidad. La estabilidad que ofrece está fuera de dudas, habiendo cuadros pintados con esta técnica del Renacimiento y épocas anteriores.
Otras opciones más baratas, como las impresiones a máquina, utilizan tintas que suelen acusar el paso del tiempo, perdiendo su coloración con los años. Por ello, solemos decir que los cuadros pintados al óleo pueden durar toda una vida, y es mucho más probable que decidas cambiar tu decoración antes que notar el paso del tiempo en tus óleos.
Nuestro propósito es, además de hacer cuadros de calidad, ofrecer diseños que no estén determinados por las modas pasajeras. Es cierto que existen las tendencias y hay momentos en que la oferta presenta más dominio de un tipo de color; No en vano nuestra idea es optar por diseños contemporáneos.
Las obras abstractas tienen más de un siglo de vida y, lejos de agotarse, se asocian a la modernidad y la sofisticación. Son muy útiles cuando no queremos la representación de ningún objeto en particular pero nos interesa dar colorido a una habitación. Y si prefieres un tema figurativo, siempre puedes optar por un paisaje o un retrato dentro de nuestra variada oferta.
La gran ventaja de pintar a mano es que cada cuadro es una obra única: Hay una parte subjetiva, la interpretación del artesano que lo pinta. Nosotros pensamos que es algo bueno, pues manteniendo la esencia del diseño, hay matices nuevos que aportan frescura e incluso lo hacen mejor que el cuadro original.
Por otro lado, todo el proceso de montaje de bastidor y pintado se realiza íntegramente en España, poniendo especial énfasis en la calidad del óleo final.
Nuestra oferta en cuanto a medidas disponibles va creciendo, aún así nos gusta ofrecer tamaños grandes, acordes a las necesidades de hoy en día: Dimensiones de cuadros para un dormitorio entre 120 a 160 cm de largo; Óleos de una pieza de 160x90 cm y trípticos de 200x100 cm perfectos para acompañar el sofá del salón.
Queremos que los cuadros luzcan y sean proporcionales a los espacios que decoren. Puedes leer más en este artículo, donde te recomendamos qué tamaño elegir en función de los muebles existentes.
Cuadros José es uno de los negocios más antiguos de la calle Olmos en Palma de Mallorca: Fundado en 1963, ha conseguido el hito de funcionar ininterrumpidamente hasta el día de hoy. Podrás leer curiosidades de la inauguración de nuestra tienda, con fotos de la época en el siguiente post.
El objetivo de abrir el canal online es ofrecer un nuevo sistema de comunicación, acorde a los tiempos actuales, manteniendo a su vez la experiencia acumulada en más de 50 años de andadura.
Al hacer los cuadros bajo demanda, tenemos la gran ventaja de poder realizar el bastidor de tamaño personalizado. Para cada diseño presentamos cinco dimensiones disponibles. Aún así, podemos ajustarlos a la medida justa que requieras.
Al igual que adaptamos formatos apaisados a cuadrados, y viceversa. También podemos convertir un tríptico a un cuadro de un solo bastidor. Nos adaptamos para crear la pieza exacta que se adapte perfectamente a tu decoración.
Si el cuadro no te convence, puedes devolverlo sin problema. Estamos seguros que nuestros cuadros te cautivarán: El colorido, la textura, las dimensiones... son matices que sólo se pueden contemplar viéndolo en persona.
Nos gusta recalcar que ver una obra pintada a mano a través de una imagen no está a la altura de la realidad. Pero eso es algo que tiene que comprobar uno mismo.
]]>Entonces, ¿Cómo encuentro el cuadro que estoy buscando, dentro de un mar de posibilidades? Bien, para ello debemos tener una idea de lo que nos gustaría colgar de la pared: Puede ser que ya tengamos un espacio amueblado y busquemos un óleo que acompañe al salón o al dormitorio. En este caso el mismo mobiliario ya nos da pistas de qué cuadros casarían bien con el espacio: Podemos buscar pinturas con colores semejantes u optar por motivos abstractos si el estilo decorativo es moderno y minimalista.
Seguro que una vez iniciada la búsqueda ya tienes una idea en mente: ¡Ahora sólo falta materializarla! Nosotros te recomendamos buscar a través de categorías específicas o filtros si tienes una idea muy clara del óleo que necesitas. Un ejemplo sería que nos interesase un cuadro con un motivo figurativo, con un tema paisajístico y, además, que incluya el mar. Nuestra primera (y, quién sabe, quizás definitiva) parada es la sección de marinas al óleo que responde a todos los requisitos anteriormente citados.
En el caso de que aún no tengas la idea preconcebida o, simplemente, quieras inspirarte y buscar ideas, puedes navegar por categorías más amplias pero igualmente útiles pues responden al requisito del espacio dónde se expondrá el cuadro. Las categorías de óleos para salón y cuadros para dormitorios responden a la necesidad concreta de las habitaciones mediante motivos y formatos optimizados.
Por ejemplo, si buscas en la sección de dormitorios encontrarás cuadros con la orientación apaisada ideal para decorar el cabecero de la cama. A diferencia del apartado de óleos para salón, que prioriza los formatos grandes y trípticos para vestir las paredes a conjunto con el sofá.
Al igual que dentro de los motivos figurativos tenemos varias categorías según su tema: paisajes, retratos, flores, animales y naturaleza, respecto al motivo abstracto no había distinción a excepción de si era un cuadro más orientado a salón o a dormitorio. Pensamos en cómo categorizarlo de forma que fuese más sencillo encontrar el cuadro que buscas: Al final decidimos que sería útil agrupar los óleos según los colores que contienen.
Si tienes un sofá de color beige y buscas una pintura que comparta el mismo tono: te interesará echar un ojo en la sección de colores naturales. O por el contrario notas que necesitas colorido para acompañar un elegante sofá de tono blanco, entonces debes visitar la sección de cuadros multicolor.
En total hemos hecho un total cinco categorías nuevas que engloban las paletas de color más extendidas:
Aquellos colores denominados cálidos son los que se sitúan en la parte izquierda del círculo cromático de la imagen superior y equivalen principalmente a amarillo, rojo, naranja y los tonos intermedios entre ellos. Son colores que normalmente se asocian a la vitalidad, la pasión y la energía; Si quieres saber más acerca de la simbología del color no dejes de leer este post.
Son los opuestos a los cálidos y se sitúan en la parte derecha del círculo cromático. Son tonos que evocan tranquilidad, calma e incluso lo místico. Destacan como colores fríos el verde, el turquesa, el azul y el violeta.
Denominamos así los óleos que utilizan indistintamente tanto tonos fríos como cálidos, destacando por el contraste entre ambos. Son cuadros especialmente llamativos, que utilizan todo el espectro cromático como fuerte reclamo para captar nuestra atención.
Los denominamos así por la capacidad que tienen de reflejar en cierto grado la luz y crear texturas. No son colores propiamente dichos, pero el plateado y el dorado se utilizan en detalles, ofreciendo un punto de sofisticación a la vez que crean un contraste brillante en la superficie del lienzo.
Por último añadimos una categoría de colores que engloba aquellos colores conocidos por ser neutrales y que suelen ceder el protagonismo a otros colores más saturados. Es una buena idea en aquellos casos que queremos destacar la forma y la textura del cuadro en lugar del color. Hallarás colores suaves muy combinables con tu decoración como el beige, el marrón, el ocre y el salmón.
También puedes encontrar un color específico escribiendo directamente a través de la caja de búsqueda, ya que el título de cada cuadro incluye los dos colores principales que aparecen en este. ¿Te ha resultado fácil encontrar el cuadro que buscabas? Explícanos en los comentarios si hechas en falta alguna categoría más específica y si te ha resultado útil este post ¡Nos vemos en la próxima entrada!
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